martedì, agosto 19, 2014

PPP: MANIFIESTO PARA UN NUEVO TEATRO I


“Nuevos argumentos”, n.s., 9, enero-marzo 1968

(A los lectores)

1)   El teatro que se esperan, incluso como novedad total, no podrá nunca ser el teatro que se esperan. De hecho, si esperan un nuevo teatro, lo esperan necesariamente en el ámbito de las ideas que ya tienen; además, una cosa que se espera, de alguna manera está-ya.
No hay uno entre ustedes que frente a un texto o a un espectáculo pueda resistir a la tentación de decir: “Esto ES TEATRO”, o bien: “Esto NO ES TEATRO”, lo que significa que ustedes ya tienen en la cabeza, bien enraizada, una idea del TEATRO.
Pero las novedades, incluso totales, como saben bien, nunca son ideales, siempre son concretas. Por consiguiente su verdad y su necesidad son mezquinas, molestas y decepcionantes: o no se conocen o se discuten refiriéndolas a los viejos hábitos.
Hoy, pues, todos ustedes se esperan un teatro nuevo, pero todos tienen ya una idea en la cabeza, que nació en el seno del teatro viejo. Estas notas han sido escritas bajo la forma de un manifiesto, en modo que aquello que expresan de nuevo se presente declaradamente y quizá también autoritariamente como tal.
(En todo el presente manifiesto, Brecht nunca será nombrado. Él fue el último hombre de teatro que pudo hacer una revolución teatral desde dentro del teatro mismo: y ello porque en su tiempo la hipótesis era que existía el teatro tradicional [y de hecho existía]. Hoy, como veremos a través de las comas del presente manifiesto, la hipótesis es que el teatro tradicional ya no existe más (o que está cesando de existir). En los tiempos de Brecht, se podían pues operar reformas, incluso profundas, sin poner en discusión el teatro: es más, la finalidad de tales reformas era la de volver al teatro auténticamente teatro. Hoy, en cambio, lo que se pone en discusión es el teatro mismo: la finalidad de este manifiesto es, por tanto, paradójicamente, la siguiente: el teatro debería de ser aquello que el teatro no es. En cualquier caso lo que es seguro es que los tiempos de Brecht han terminado para siempre).

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