domenica, giugno 07, 2015

Cinco meditaciones de Domingo Electoral


Primera:
Que las almas son sutileza de la carne, en la carnes. Sutileza carnicera, manación o brote que no sale de si. Que podemos elevarlarlas sí, quizás incluso por encima de la carne misma, elevarlas hasta la roca, sublimarlas hasta la piedra o el cristal. Que podemos electrizarlas sí, ionizarlas sí, incluso levantarlas hasta alcanzar el Bosson de un tal Higgs.

Segunda:
¿Votar? ¿O no votar? ¿Esa es la cuestión? ¿Qué es más levantado para el espíritu; sufrir los golpes y los dardos de la insultante fortuna, o levantar las armas contra un piélago de calamadides y haciéndoles frente, acabar con ellas?
Frente a esta vieja diatriba ya sabemos como termina la tragedia. Y aunque aquí se respeta a los que votan informados por los candidatos independientes y se respeta también a los anulistas y a los boicotistas; no obstante, quizás, en el fondo, sabemos que si miramos desde los cielos nada de aquello transformará la situación general. Sólo ahí donde se ha cambiado la lógica algo tan nuevo como lo viejo ha podido emerger. Por fortuna, más allá del horizonte, se escuchan las manadas de exorcistas que van viniendo. Aquellas concretas cualquieras conjurarán los espectros que aún acumulan, para si o para aquél abstracto, sin dilapidar.

Tercera:
Que con la lógica cambie también la razón, la imaginación, el deseo: la forma de la vida.
Que para eso besamos la danza, el teatro. Aunque nos sobren las armas.
Aunque sea un beso al vacío, sin garantías.
Que hay que transformar la seducción en contagio y el contagio en seducción.
Que vamos más hacia los que más vienen. A los que estaban ya casi a todos los hemos perdido.
En cambio, unas que vienen contaron la historia de un soldado que transfigura en bailarín.
Vaya nuestra sorpresa cuándo Mari de la limpieza nos contó que su hijo ya no desea ser un militar sí no bailarín.
Que de identidades me como un taco de singularidades.

Cuarta:
Que no falta el aliento, que en silencio e invisible prepara, que escucha tácito e implícito.
Paciencia cariño que aunque parezca eterna, no es infinita la vereda.

Quinta:
Discupas; la hemos olvidado.
Disculpas también por escribir.

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