Está de nuevo aquí. En esta noche fría de invierno y de luna ha venido a visitarme sin previo aviso como acostumbra, como llegan todas las cosas que valen las penas. Otra vez en la habitación, en la intimidad de mi casa, otra vez en las preguntas sin respuestas. ¿Quién eres tu? ¿De dónde llegas? ¿Tienes necesariamente que presentarte cuando estoy en compañía? Mira que la última vez de verdad que he pasado un mal momento, si no fuese por que en Finlandia las mujeres pecan por razonables y por que a este punto tus irrupciones imprevistas ya no me asustan como un tiempo. ¿Qué quieres de mií espíritu chocarrero? Funestos presagios o delirantes promesas no te consumen y yo esa danza tuya no la entiendo. Por eso, por todo eso que se queda oscuro, impenetrable invisible te acompaño en el habitar esta casa que digo mía, esta casa que digo yo y que tú pones de cabeza. ¡Bienvenido seas! Si te devo llevar sobre mi hombro, dentro de mi hombre que presiente tu agitación, al menos compartamos sin envidias, alternancia en comunión. ¿Por qué no aprendes del fantasma de Girondo? tan civil, tan moderno y mesurado. Aquí no está, te lo presento para ti impresentable, en letras retajo para ti incomprensibles:
Confidencia prosaica
YO también
¡Sí! Yo tengo
-¿por qué no confesarlo?-
un pequeño fantasma,
un duende de familia.
No vaya a suponerse que mi pequeño duende
sea un fantasma hierático,
espectral,
de castillo;
uno de esos fantasmas que arrastran el espanto
entre viejas panoplias
y gritos coagulados,
o delatan incestos
dentro de una armadura,
cuando el silencio calza las funerarias mallas
con que a Hamlet le place pasearse entre las tumbas.
Mi fantasma es doméstico,
recatado,
apacible.
Jamás le he sorprendido actitudes de almena,
ni lo he visto hospedarse
en la caja de un péndulo,
para que sus entrañas se pueblen de latidos.
Cotidiano,
tranquilo,
modesto,
de bolsillo,
mi pequeño fantasma
no ahuyenta los retratos,
ni adopta almas de piedra
o hieráldicas posturas.
Tal cual es,
sin embargo,
engalana mis noches
y es el único lujo de mis horas vacías.
Ya sé que con frecuencia revuelve mis papeles,
esconde alguna carta,
empaña mis anteojos,
me humilla al obligarme
a buscar los gemelos debajo de la cómoda,
me esconde la boquilla;
pero es él quien mitiga la fiebre del insomnio,
quien impide que pierdan el compás las canillas,
quien oprime las llagas de las puertas pintadas
y conforta el silencio,
la soledad,
el frío,
al pasear por los cuartos
su incorpórea presencia de fantasma benigno,
de duende que vigila
las sombras
y los ruidos.
Oliverio Girondo
¡Amadísimo fantasma altisonante! A ti que te gustan las piruetas tras bambalinas, los gritos náufragos, los fuori quadro irrepetibles. Tu que te deleitas en provocar a las fronteras, en arrugar las superficies con tu aliento, en oprimir los dobleces de animales de origami. A ti todos mis rincones, tu mi querido huesped. Toma posesión, abre los cajones de las locuras, de todo lo que está escondido u olvidado, mis más recónditas pornografías.
Puedes dejar tus maletas inombrables donde gustes, allá está la ducha si quieres lavarte el polvo, la tierra o la ceniza, y aquí, un juego de sábanas limpias.
Mi casa es su casa.
Non ho NESSUNA INTENZIONE DI DIFFENDERE.
Todo aquello que tengo puedo muy bien y sin dificultad darlo por perdido.
Si eres tu fantasma quien lo toma, serás también tu fantasma a susurrarme su regreso.
P.V.A.
2 commenti:
Que maravilla de poema. Me gusta la idea de tener un fantasma personal, es casi como regresar a la inocencia, al mundo de los sueños infantiles.
Por cierto, hablando de mundos paralelos ¿ya viste "El Laberinto
del Fauno"?, a saber que diga la crítica, pero a mi me encantó.
Saludos y gracias por tu espléndido comentario en mi Blog
You left no splendid comment, yet I send thanks for this post.
I admit I had some difficulty with the translation in some parts, but it's no matter. I endlessly enjoy you.
¿Quién eres tu?
¿Quién eres tu?
¿Quién eres tu?
¿Quién eres tu?
¿Quién soy Yo?
¿Quién soy Yo?
¿Quién soy Yo?
¿Quién soy Yo?
Yo soy aqui, pero quién es aqui?
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